Mi Perspectiva
Una mirada más cercana a la expansión internacional de Azul y su repercusión
El mes pasado, Azul anunció su intención de operar el A330 y el A350 para entrar en el mercado internacional de larga distancia. Si bien esta noticia puede haber sorprendido a aquellos ajenos a la industria de la aviación, la decisión de Azul de operar a los Estados Unidos está llena de buenas razones.
En primer lugar, cabe destacar que, a pesar de la existencia de un gran número de competidores en este mercado como son LATAM, American, Delta y United, los factores de ocupación son consistentemente altos y los rendimientos fuertes, lo que revela la necesidad de aumentar aún más la capacidad en estas rutas. Otro aspecto clave en la decisión de Azul podría haber sido el acuerdo de “cielos abiertos” entre Brasil y EE.UU., que permitirá la liberalización de las operaciones aéreas entre estos dos países a partir de 2015.
La estrategia de crecimiento en su hub de Campinas (VCP), con una nueva terminal dedicada en construcción y una nueva pista de aterrizaje prevista, es otro importante factor a tener en cuenta. La decisión que Azul acaba de tomar permitirá que se convierta en la primera aerolínea del que pronto será el aeropuerto más importante de Sao Pãulo.
Además, la expansión internacional permite a las aerolíneas un mejor aprovechamiento de sus recursos durante el ciclo de negocio, así como el acceso a un flujo de ingreso de dólares ̶ útil para el pago de gastos como combustible y alquiler de flota.
¿Y qué puede aprender de todo esto el mercado brasileño y latinoamericano? Desde mi punto de vista, en primer lugar, es obvio que la oferta de asientos de las aerolíneas latinoamericanas no cubre la demanda existente en los destinos de larga distancia. Las aerolíneas extranjeras ya han identificado oportunidades en Latinoamérica y se han apresurado a aumentar su capacidad, en particular hacia Brasil. Las aerolíneas latinoamericanas deben actuar y proteger sus activos regionales, bien mediante una mayor expansión internacional, bien incrementando el tamaño de sus aviones, para competir directamente con sus competidores europeos y norteamericanos. En segundo lugar, y para mantener una posición competitiva, las aerolíneas deben elegir los aviones más adecuados de cara a la expansión de su red de destinos de larga distancia, con la intención de generar mayores beneficios a través de un interior de cabina superior, y una reducción del riesgo gracias a la operación de aviones eficientes con un menor consumo de combustible y los costos más bajos.
Con más de 30 años en la industria de la aviación, Rafael Alonso, Presidente de Airbus América Latina y el Caribe, responsable de todas las actividades comerciales de Airbus y de las relaciones con clientes en más de 40 países.